viernes, 29 de agosto de 2014

LAS CRÍTICAS HACIA PODEMOS Y EL LENGUAJE DE LA IZQUIERDA


Muchos militantes (y algún dirigente) de la izquierda clásica están dedicando duros comentarios contra Podemos por las redes sociales y otros medios. Los más polémicos han sido los de Willy Toledo, pero ha habido otros como los de Javier Parra, etc. Por eso, un poco cansado ya de tanta crítica a mi juicio más destructiva que constructiva, me decidí a escribir estas líneas.

Antes de nada, decir que siento el máximo respeto tanto por Willy Toledo, que dejó su acomodada carrera de actor para defender sus ideales (¿cuántos de los que le critican pueden decir eso?) y ha luchado de manera ejemplar durante años junto a los pueblos palestino y saharaui, entre otras cosas; y por Javier Parra, gran cuadro formado desde la base del PCPV.

Willy Toledo manifestó que el discurso de Podemos está vacío de contenido e ideología, que no son ni de izquierdas ni de derechas. Criticó el cinismo de sus líderes por ocultar su ideología para arañar votos y que que el partido está lleno de anticomunistas, capitalistas y arribistas. Javier Parra explicó, en referencia al concepto 'casta', tan utilizado por Podemos, que no vivimos en un sistema de castas sino en uno de clases sociales, donde una clase dominante acumula el poder económico y político y controla los medios de producción, sometiendo a la clase explotada, la trabajadora. Hay críticas más duras pero creo que con lo que he expuesto es suficiente.

En la estrategia política es imprescindible un buen análisis de la sociedad para definir el modo de actuar. Podemos lo ha hecho mejor que nadie y los demás deberíamos aprender.

¿Cuál es la realidad de nuestra sociedad? Primero debemos identificar algo que los marxistas denominamos como superestructura, erigida sobre la base económica (infraestructura) y utilizada por la clase dominante para inculcar su ideología y costumbres a la clase dominada hasta que ésta las tome como propias. Una de esas herramientas constructoras de ideología, probablemente una de las más poderosas, es la televisión.

Debemos tener claro que la clase dominante ha conseguido su propósito. Ha logrado que gran parte de la clase trabajadora identifique a Venezuela y a Cuba como dictaduras; identifique el socialismo y la izquierda con el PSOE o con regímenes dictatoriales; crea que democracia es votar una vez cada cuatro años o no se identifique a ella misma como trabajadora ni como clase.

Un elemento muy importante es el lenguaje. Hay palabras y símbolos que, aunque nos duela en el alma, están perdidos. Lo están porque la clase dominante se los ha cargado a base de decenas de años de inculcar su ideología a la clase trabajadora. Esto se ve claramente en nuestra sociedad. En España no puedes presentarte a unas elecciones con la hoz y el martillo o hablando de la dictadura del proletariado, aunque tengas toda la razón del mundo y tu discurso sea brillante, y pretender ganarlas. Aunque la dictadura del proletariado represente la democracia para la mayoría del pueblo y el comunismo sea el sistema más igualitario, una parte de los trabajadores no lo acepta. A la que digas ciertas palabras dejarán de escucharte. Lo siento pero esto es así, como decía José Luis Sampedro, no porque la gente sea tonta, sino porque está manipulada.

Pero debemos llegar a esta gente de alguna manera. Necesitamos que nos voten. La izquierda clásica lleva intentándolo cuarenta años sin demasiados resultados. Podemos, con sus errores y sus aciertos, lo está intentando con otro lenguaje más directo, evitando esas palabras perdidas. Hay gente a la que le duele esta estrategia. Y es normal porque nos encantan nuestros símbolos y nuestros términos, pero se trata de tomar el poder, y creo que la mayoría hemos asumido que el primer paso para tomar el poder es ganar las elecciones. Por lo tanto, aunque nos duela, no podemos seguir aferrándonos tanto a esos elementos que nos hacen perder antes de empezar.

En las numerosas ocasiones que he visto en televisión a Pablo Iglesias, Íñigo Errejón o Juan Carlos Monedero, les he oído decir cosas como: “En España manda Botín”, “Nuestros representantes políticos son mayordomos de los bancos”, “Las empresas del Ibex35 han aumentado sus beneficios mientras los trabajadores se empobrecen”, “Hay que hacer una reforma fiscal para que paguen los ricos”, “Hay que hacer una auditoría de la deuda”, “En este país aumentan los beneficios de las grandes empresas mientras se roba a los trabajadores”, “Basta de poner los intereses de los bancos por delante de los de las familias”, “Hay que reformar el código penal para que los defraudadores vayan a la cárcel”, “Los medios de comunicación alimentan el bipartidismo”, “Los representantes gobiernan para una minoría poderosa económicamente y contra las mayorías sociales” y un largo etcétera. En una ocasión, en un debate con Rubalcaba, Pablo Iglesias defendía la nacionalización de las eléctricas, por ejemplo.

Creo que es fácil adivinar, con los ejemplos citados, si Podemos es de izquierdas o de derechas. Tampoco creo que haya un discurso vacío ni que se esté escondiendo la ideología del partido, sólo se está utilizando otro lenguaje para manifestarla. Un lenguaje sin esas etiquetas o palabras malditas, un lenguaje que puede ganar elecciones y tomar el poder. ¿Acaso no se identifica a la clase dominante y la enfrenta a la trabajadora? ¿Acaso no dice que hay que gobernar favoreciendo los intereses de los trabajadores y no los de una minoría oligárquica? No como a nosotros nos gustaría, pero lo dice. Los medios han distorsionado conceptos como 'socialismo' o 'izquierda', lo que ha propiciado que mucha gente no se identifique con ellos aunque tenga, en el fondo, un pensamiento de izquierdas. Sin embargo, sí se identifica con el discurso de “que paguen los ricos”, “preservemos los servicios públicos”, etc. Si seguimos utilizando los mismos términos, excluiremos a toda esta gente. No podemos pedir que nos voten porque somos de izquierdas, hay que cambiar el discurso sin perder nuestra esencia.

Para terminar con esta parte citaré un fragmento de un artículo titulado “Ni de izquierdas ni de derechas” del blog “Les Communards”. Dice: “los comunistas nunca nos hemos definido como de izquierdas, y no apuntamos a la dicotomía izquierda-derecha sino al conflicto pueblo/élites o clases oprimidas/clases opresoras. No encontrarás en ningún texto de Lenin, Marx, Trotski, Stalin, Fidel Castro, el Che o Mao que estos se autodefinan como "de izquierdas" o que centren sus ataques en la derecha.”.

Es cierto que en Podemos hay anticomunistas y capitalistas. Pero es lógico que los haya. ¿Qué conocen gran parte de los trabajadores españoles del comunismo? Lo que dicen los medios. Osea, nada bueno. Han adoptado la ideología del opresor. Podemos, al utilizar otro lenguaje, ha evitado definirse de la forma clásica, llegando a más gente pero también creando este escenario. Pero, ¿Qué debían hacer? ¿Utilizar el mismo lenguaje de siempre? De ese modo no habrían logrado apenas apoyo y el bipartidismo ni se habría inmutado. Dado el peso que tiene la ideología dominante en el grueso de la clase obrera, es muy difícil cambiar ciertos razonamientos (por muy simples que sean de desmontar) y mucho menos de un día para el otro. Son muchos años de manipulación. Esto puede sonar clasista, pero creo que años y años de PP y PSOE en el gobierno lo demuestran. Si esto no fuese así, Podemos no existiría. Primero debemos tomar el poder y después cambiar la superestructura; y para tomar el poder hay que hacer entender a los trabajadores, especialmente a los no formados en marxismo y ciencia política, que tenemos los mismos intereses y debemos echar a una minoría privilegiada que nos roba día a día. Etiquetas como izquierda o derecha son secundarias. Hay que actuar como lo que somos, el pueblo. Así de simple. Y digo que son secundarias porque, como se está demostrando con Podemos, estas etiquetas se han vuelto contraproducentes (recordemos que 'izquierda' se asocia al PSOE). Además, los trabajadores, en el fondo, tienen mentalidad de izquierdas ya que es la que favorece sus intereses (mejora de los servicios públicos, más derechos laborales, etc). Un trabajador anticomunista o capitalista es absurdo, algo que existe gracias a la manipulación de los medios. Con formación y tiempo se solucionará siempre y cuando hayamos tomado primero el poder.

Por otro lado, es evidente que no vivimos en un sistema de castas sino en uno de clases sociales. Los dirigentes de Podemos lo saben. Surge aquí de nuevo el problema del lenguaje y la manipulación de la clase dominante, que repite y repite que la clase trabajadora ya no existe, que los empresarios también son trabajadores, etc. Cosas fácilmente rebatibles pero que no llegan a todos si utilizamos compleja terminología marxista. Recordemos que Lenin hablaba de “pan, paz y tierra” cuando se dirigía a las clases populares, no de expropiar y socializar los medios de producción con los que la clase dominante somete y explota a la clase trabajadora. El lenguaje ha de ser claro, directo y emocional. No podemos contraatacar siempre utilizando términos como “lucha de clases” o “medios de producción”. La historia nos demuestra que no funcionan y no tenemos tiempo para explicarlos en los medios de masas. Hemos de ser más cercanos y directos. Podemos lo ha visto y de ahí viene la palabra “casta”, que no significa clase social pero puede servir para que muchos trabajadores empiecen a entender mínimamente cómo funciona el sistema capitalista. Ya se irá enriqueciendo el mensaje con el tiempo.

Por supuesto que hay fallos o ciertos vacíos en el discurso que han provocado, por ejemplo, que parte de los votantes o simpatizantes de Podemos identifiquen a IU con la casta. También los medios han ayudado. Esto habrá que trabajarlo y ojalá sea conjuntamente.

Podemos ha abierto un nuevo camino que la izquierda tradicional ha de aprovechar. Gente como Julio Anguita o Alberto Garzón no ven en Podemos a un enemigo, sino a un aliado que quizás nos ha hecho ver cuáles han sido nuestros fallos comunicativos. Yo pienso lo mismo. En lugar de criticarnos tan duramente, deberíamos estar trabajando ya, como dice Julio, en un programa mínimo común que aglutine a la mayoría. Un programa del pueblo.



Toni Velasco (@avelasgar)