viernes, 28 de noviembre de 2014

5 COSAS QUE DEBERÍAS SABER DEL MURO DE BERLÍN


El pasado 10 de noviembre se cumplieron 25 años de la caída del muro de Berlín y tanto la Alemania de Merkel como occidente en general lo celebraron por todo lo alto. Este muro, llamado Muro de Protección Antifascista por la antigua República Democrática Alemana (RDA) y Muro de la Vergüenza por occidente, fue uno de los elementos más importantes e identificativos de la guerra fría entre EEUU y la desaparecida Unión Soviética. El muro tenía 3,6 metros de altitud y 155 kilómetros de longitud; dividió la ciudad de Berlín durante 28 años (desde 1961 hasta 1989) y su caída supuso el fin de la guerra fría.
Tras la disolución del campo socialista, ha sido mucha la manipulación difundida por los medios capitalistas sobre el muro. Esto se ha hecho por 2 motivos: beneficiar los intereses capitalistas de los dueños de dichos medios e intentar criminalizar el máximo posible a la RDA (estado que construyó dicho muro) y al socialismo y al comunismo en general.
Ahí van 5 cosas que deberías saber del muro de Berlín.
1) El muro rodeaba Berlín oeste, no Berlín este ni la RDA. Es tanta la manipulación de los medios que la mayoría de gente cree que el muro rodeaba el Berlín oriental (RDA) e impedía la salida a los alemanes del este. Tampoco separaba la RDA de la RFA (República Federal Alemana). El muro rodeaba únicamente los territorios del Berlín Occidental (RFA) ocupados por EEUU, Francia e Inglaterra (potencias que hacían todo lo posible por desestabilizar al país socialista) tras la Segunda Guerra Mundial. Esta zona estaba localizada dentro de la RDA, lo cual era muy negativo para el país ya que tenían al enemigo dentro de sus fronteras. La RDA, viendo el peligro que esto suponía, abogaba por la unificación del país y la salida de las tropas extranjeras, EEUU siempre se negó.

El mapa lo muestra con claridad. No eran los ciudadanos de la RDA los que se encontraban rodeados por el muro, sino los del Berlín Occidental. De hecho, las fronteras de la RDA carecían de muros, por lo que los alemanes del este podían escapar hacia otros países.
2) La RDA hizo todo lo posible por evitar construir el muro. Existe la convicción generalizada de que el gobierno de la RDA se levantó un buen día y decidió construir el muro por pura maldad. Esto tampoco es cierto. El muro se levantó tras años de conflictos entre el bloque socialista y las potencias occidentales. Tras la Segunda Guerra Mundial, las potencias occidentales deciden dividir la capital alemana en contra de lo que Stalin pidió en Yalta: una Alemania unificada y desmilitarizada. En mayo de 1949 las potencias occidentales unen los territorios que ocupaban en Berlín oeste y fundan la RFA (con numerosos nazis en el gobierno, servicios de inteligencia, administraciones, etc), incumpliendo los acuerdos de Postdam y Yalta. Unos meses después, y como respuesta a la RFA, nace la RDA, un estado antifascista con un objetivo: el socialismo.
La unificación de Berlín Occidental e incursión en la RFA provocó un bloqueo terrestre de la zona por los soviéticos, creando una enorme tensión entre ambos bandos. Dicho bloqueo se levantaría un año después.
Por otro lado, el enorme crecimiento económico que tuvo la RFA en los años 50 fue posible gracias a la ayuda de las potencias capitalistas. A pesar de las enormes deudas que tenía la RFA (Plan Marshall y otras), las potencias occidentales ayudaron enormemente al país en su reconstrucción (incluso se le perdonaron intereses acumulados de las deudas o se hicieron quitas superiores al 50%), lo que provocó un aumento enorme de su PIB. Esto se hizo por la necesidad de mostrar una RFA rica y próspera, y no pobre como la RDA (que no gozaba de esas ayudas ni por asomo), para evitar que la clase trabajadora se pasase al comunismo.
Estas enormes diferencias económicas entre las dos alemanias provocaron que miles de alemanes orientales, muchos de ellos obreros cualificados, emigrasen al Berlín oeste (RFA) atraídos por su alto nivel de vida. Esto afectaba muchísimo a la RDA ya que había invertido ingentes recursos en la formación de estos trabajadores. También se estableció un comercio transfronterizo entre alemanes orientales y occidentales y dos monedas, lo que afectaba enormemente a la economía de la RDA. Por todo esto, se empieza a hablar de cerrar fronteras en Alemania del este. En 1955 la RDA entra en el Pacto de Varsovia, lo que tensa más la cuerda entre ambos bandos. En 1958, por si fuera poco, la RFA se mete en la investigación armamentística atómica.
La RDA quería una Alemania unificada y sin tropas extranjeras, cosa que sólo aceptaba la Unión Soviética. Las potencias occidentales se negaron a retirar sus tropas del Berlín Occidental por su posición estratégica en el centro del territorio de la RDA. La tensión iba en aumento. La Alemania Oriental propuso decenas de propuestas de colaboración y para acabar con el armamento atómico, la OTAN, etc. para así unificar Alemania y terminar con los problemas derivados de la división (la RDA perdía 3.500 millones de marcos cada año). Las potencias capitalistas occidentales se negaron a negociar la reunificación ya que eso habría ido en contra de sus intereses. La división alemana les iba genial para desgastar a su enemigo socialista.
Fue en 1961, debido a esos y otros problemas derivados, cuando autoridades de la RDA decidieron, como último recurso, levantar el muro y evitar que el país colapsara económicamente hablando. Quizás no fue la mejor decisión, pero no se levantó simplemente para separar a los alemanes como se cuenta hoy.
3) Muchos de los que cruzaban el muro terminaban regresando a la RDA. Es innegable que mucha gente arriesgó su vida por cruzar el muro y que algunos murieron en el intento. Todos lo hemos visto en los medios de comunicación. Lo que no se dice es que parte de los que cruzaban (muchos de forma legal ya que se expedían visados, cosa que tampoco se dice) regresaban a la RDA.
Un ejemplo es lo sucedido en 1984, cuando emigraron a la RFA legalmente 40.000 alemanes orientales. La sorpresa vino cuando 20.000 de estos emigrantes pidieron regresar a la RDA sólo un año después. Los motivos fueron la falta de coberturas sociales de la RFA, la enorme tasa de paro (más de 2,5 millones en esa época) o la falta de compañerismo. En definitiva: habían comprobado lo que era el capitalismo.
4) La caída del muro supuso un brutal expolio a la clase trabajadora alemana oriental. Cuando cayó el muro en 1989, la RDA se integró en la RFA y los oligarcas occidentales se repartieron el patrimonio público de Alemania Oriental. Este patrimonio, erigido gracias a la socialización de los medios de producción, había permitido avances sociales inexistentes en la RFA (ni en la mayoría de estados actuales) como la atención médica y educación gratuitas, viviendas para todos, un empleo seguro, pensiones de vejez o por enfermedad, baja por maternidad de 6 semanas antes del parto y 8 después (con el 100% del salario), igualdad de oportunidades para hombres y mujeres (en 1985, el 50,6% de los alumnos de las 54 facultades de la RDA eran mujeres, y en 1989 el 90% de las mujeres en edad de trabajar lo hacía), aborto libre y gratuito desde 1972, prescripción gratuita de anticonceptivos, y un largo etcétera.
En 1990, la agencia occidental Treuhandanstalt (abreviada como Treuhand) fue fundada para administrar y posteriormente privatizar las empresas públicas de la RDA. Se contabilizaron 8.400 empresas, 25.000 comercios al por menor, 7.500 hoteles y restaurantes y 4 millones de hectáreas cultivables y bosques que daban trabajo a 4,5 millones de alemanes orientales. Esta agencia gestionó también propiedades pertenecientes al servicio secreto (Stasi) y al ejército de la RDA. Este patrimonio fue el que se repartió el gran capital privatizando de forma masiva esas empresas o, en otros casos, destruyéndolas para que no amenazasen a sus competidoras occidentales.
El expolio del enorme tejido social que construyeron los trabajadores de la RDA durante décadas supuso que en 2 años se pasase de un paro inexistente a más del 14% (y siguió aumentando los años siguientes hasta doblar ese porcentaje). En pocos años, de los 4,5 millones de trabajadores sólo quedaba 1,5. El 85% de las empresas se vendieron a empresarios occidentales y muchas otras a capitales extranjeros. Aparecieron entonces la prostitución, la mendicidad, el tráfico de drogas y, en definitiva, la marginalidad, antes inexistente, que todavía hoy persiste y que ha provocado que 2 de cada 3 alemanes que vivieron en la antigua RDA añoren la seguridad y los servicios sociales del país socialista.
5) Existen hoy otros muros que han causado muchísimos más muertos que el muro de Berlín.A todos se nos ha inculcado que el muro de Berlín fue algo horrendo, que su caída dio paso a la libertad y que cosas como esas no deben volver a repetirse. No obstante, hoy existen muros mucho peores. Algunos ejemplos:
a) Las vallas de Ceuta y Melilla, que se han cobrado 279 vidas en 13 años (en el muro de Berlín murieron 79 personas en 28 años).
b) La frontera de México, un muro de 600 kilómetros de longitud que ha causado la escalofriante cifra de más de 10.000 muertos desde su construcción en 1994.
c) El muro israelí, de 10 metros de alto y 5 veces más largo que el de Berlín, ha separado familias y ha destruido el modo de vida de miles de palestinos. El Tribunal Internacional de Justicia de La Haya determinó que violaba el derecho internacional humanitario y debía ser demolido. Israel hizo caso omiso.
d) El muro del Sáhara Occidental, conformado realmente por 8 muros de 2.700 kilómetros de longitud en total que impiden a los saharauis el acceso a las zonas más ricas del Sáhara Occidental. Contiene más de 7 millones de minas antipersona y su construcción la financiaron EEUU y Arabia Saudita. Francia y EEUU se benefician de los recursos del Sáhara Occidental (petroleo, minerales, uranio, etc), mientras los saharauis viven en la miseria.
La existencia de estos muros no es excusa ni justifica las muertes que causó el de Berlín. Simplemente creo que sirve para mostrar la doble vara de medir del sistema actual y para hacer reflexionar al lector. ¿Por qué unos muros se silencian y en cambio se sigue hablando de uno que cayó hace 25 años? Porque a los dueños de los medios (oligarquía financiera) les benefician los muros que silencian (un claro ejemplo es el enriquecimiento de las grandes empresas gracias a los recursos saharauis) mientras que el muro de Berlín (y la RDA y el campo socialista en general) frenaba sus intereses capitalistas. Intereses que, como ya se explicó anteriormente, se vieron cumplidos una vez derribado el muro.
Para terminar hay que decir que, obviamente, la RDA no era el paraíso ni mucho menos, como no lo ha sido ni es ningún país del mundo. La RDA tuvo muchos problemas y se enfrentó a enormes dificultades desde sus inicios. Partió con una gran desventaja con respecto a la RFA debido a que el territorio de la RDA fue el más afectado por la guerra y a que EEUU saqueó zonas bajo control soviético y las traslado a la RFA. Se cometieron errores y seguramente las libertades personales no eran las más deseables. No obstante, se consiguieron derechos sociales que hoy en España, Alemania o EEUU son impensables. La RDA fue una experiencia obrera que tuvo virtudes de las cuales la clase trabajadora debe estar orgullosa y defectos los cuales deben ser estudiados para que no se cometan de nuevo en la siguiente experiencia socialista.

Toni Velasco (@avelasgar)

miércoles, 5 de noviembre de 2014

EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO, LA CRISIS CAPITALISTA Y EL DERECHO A DECIDIR


El foco mediático se está centrando estas últimas semanas en la corrupción, la cual ha salpicado especialmente a políticos de PP y PSOE, o en la consulta catalana. Sin embargo, existe una noticia igual o incluso más importante que está pasando totalmente desapercibida en los medios de masas: el Tratado de Libre Comercio entre EEUU y la UE (TLC a partir de ahora).

Se trata, a grandes rasgos, de un acuerdo entre estas dos regiones para reducir impuestos arancelarios a las importaciones y demás regulaciones para así facilitar el comercio entre las mismas. Sus defensores (PP, PSOE, UPyD, CiU y PNV) hablan de que es una gran oportunidad para Europa y que generará dos millones de empleos. Desestimaron, además, la propuesta de la Izquierda Plural para celebrar un referéndum y que fuese la ciudadanía quien decidiese si España debía apoyar el TLC o no.

Llegados a este punto (donde no hemos hecho nada más que empezar), cualquiera se preguntará por qué ni PP, PSOE, UPyD, PNV o CiU ha sacado pecho en público por apoyar este gran proyecto si es tan bueno como dicen.

Si nadie ha sacado pecho, sino que se está negociando en secreto y además los documentos estarán cerrados al público durante 30 años, es porque este acuerdo no va a beneficiar más que a las empresas multinacionales a las que todos estos partidos sirven realmente y cuyos intereses son contrapuestos a los de la clase trabajadora. Casualmente, los medios que ocultan el TLC a la opinión pública están controlados por estas multinacionales.

El TLC supone un avance más en la subordinación ya existente de las democracias nacionales de la UE a una política económica concreta que arrancó tímidamente en las décadas de los 50 y 60 con los primeros acuerdos europeos (CECA, CEE, EURATOM) pero que se intensificó a partir de mediados de los 80 con el Acta Única y Maastricht (Unión Europea). ¿Cuál es esta política económica concreta? La liberalización comercial, o sea la reducción del peso de las fronteras nacionales en relación con la circulación internacional de mercancías y capitales. Tal es la reducción de las fronteras económicas, que para pertenecer a la UE, los estados han de renunciar a parte de sus competencias en política económica, dejando a otros decidir por ellos. Todos hemos oído hablar de la troika, que no es otra cosa que, como bien dice el economista Xabier Arrizábalo, el caballo de Troya para que el FMI dicte la política económica en Europa. Que haya alguien que diga a los estados qué política económica deben implantar socava enormemente la calidad democrática de los países y en casa tenemos un claro ejemplo de esto: la obligación por parte de Bruselas a que España, cambiando el artículo 135 de la Constitución, priorizase el pago de una deuda de capital privado antes que los servicios sociales, educación o sanidad. Esto es lo que facilitó el Tratado de Maastricht, pero el TLC va, como he dicho, más allá.

El TLC pretende pasar por encima de los mecanismos y leyes conseguidas con tanto sufrimiento y esfuerzo por la clase trabajadora para proteger sus derechos laborales, además de otras leyes como por ejemplo las relacionadas con la preservación del medioambiente, privatizaciones, etc. para el beneficio de los grandes conglomerados financieros y empresariales. Los defensores del TLC hablan de libertad de comercio, pero de lo que se trata realmente es de libertad de explotación en favor de esas grandes empresas que esconden decenas y decenas de sociedades en paraísos fiscales.

De aprobarse el TLC, ya no serán los parlamentos democráticos quienes decidirán, sino las multinacionales. ¿Cómo lo harán? Gracias al tratado, si una multinacional cree que un gobierno ha aprobado una ley que va en contra de sus intereses, podrá denunciar a este gobierno y un tribunal internacional dictaminará quién tiene razón. ¿Quién conformará este tribunal? Según han investigado los compañeros de Cafeambllet, las multinacionales tendrán grandes facilidades para imponer un tribunal que les sea favorable.

Existen precedentes al TLC que se está negociando actualmente. Por ejemplo el caso de Australia, donde el parlamento aprobó una ley relacionada con las cajetillas de tabaco. Una vez aprobada, la tabacalera Philip Morris denunció al gobierno y gracias a un tratado muy similar al TLC, la empresa tabacalera ganó el juicio y el gobierno tuvo que anular su ley. Una tabacalera logró tumbar una ley aprobada por un gobierno democrático. Se trata de algo muy serio.

Otro precedente es el tratado NAFTA entre EEUU y México, el cual, después de 20 años, ha supuesto la pérdida de millones de puestos de empleo y el cierre de miles de pequeñas y medianas empresas. Eso sí, las multinacionales han salido ganando. Es por eso que los medios callan, porque saben que si la ciudadanía supiese todo esto se posicionaría claramente en contra y PP y PSOE se hundirían todavía más. La clase dominante, debido a la crisis de sobreproducción capitalista en la que nos encontramos, se ve en la obligación (debido a sus intereses capitalistas) de poner en marcha un proceso de destrucción de capital, esto significa acabar con pequeñas y medianas empresas (o absorberlas o adquirirlas a bajo precio) para ocupar su porción de mercado y así volver a generar grandes ganancias. Esto desembocará, como no, en despidos y precarización laboral para los trabajadores. En tres palabras: lucha de clases.

En definitiva, de aprobarse el TLC, los ciudadanos perderemos nuestro derecho a decidir. No importará quién gobierne ya que las grandes multinacionales podrán, a través de este tribunal, saltarse las leyes que se aprueben en el parlamento.


Uno de los partidos burgueses que apoya este tratado es CiU, irónicamente, que tanto ruido está haciendo en Catalunya por el derecho a decidir de los catalanes. Pero no pequemos de ingenuos. Es normal que CiU defienda el derecho de los catalanes a decidir sobre la independencia ya que, de momento, gracias a esto no se habla de los brutales recortes que ha llevado a cabo, de la creciente pobreza existente en Catalunya o de la ingente corrupción de su partido (aunque el derecho a decidir sea legítimo, más faltaría), entre otros motivos. Y, por otro lado, es normal también que no defienda el derecho a decidir de la clase trabajadora en materia económica y prefiera dejar esa competencia a las multinacionales. Al fin y al cabo, los partidos que apoyan el TLC siempre han tenido tratos con las multinacionales y es, muy probablemente, donde acabarán los dirigentes de todos los partidos que pretenden ser partícipes de este sucio golpe de estado oculto a la ya de por sí débil democracia española.


Toni Velasco (@avelasgar)