Las revueltas en Ucrania, que empezaron la
noche del 21 de noviembre cuando el presidente Viktor Yanukóvich se negó a
firmar el tratado de asociación y de libre comercio con la UE, continúan. Todos
hemos podido ver imágenes y vídeos de esta supuesta revolución del pueblo en
los medios de comunicación. Sin embargo, y como de costumbre, estos grandes
medios nos están explicando dichos sucesos de una manera muy particular.
Basándonos en esta premisa, pretendo hacer
aquí un ejercicio que consiste en trasladar el lenguaje utilizado por los
medios en Ucrania a nuestro país. Al fin y al cabo, una protesta es una
protesta aquí, en Ucrania, en Seúl o en cualquier otra parte del mundo ¿no?
¿Cambia el lenguaje utilizado por la prensa y la televisión dependiendo del
lugar donde se suceda una revuelta “popular”? Si es así ¿A qué se debe?
Comenzamos comparando artículos y portadas de
periódicos españoles en los cuales se habla, por un lado, de protestas
sucedidas en España y por el otro, de las acaecidas en Ucrania. Se observa que
el lenguaje es casi totalmente opuesto.
En la imagen de la izquierda hablan de la
dura represión policial y de 5 muertos cuando estos ni siquiera habían sido
confirmados. Por otra parte, en la imagen de la derecha (manifestación pacífica
del 15M en la Puerta del Sol) se decía que los manifestantes estaban atentando
contra “la integridad estatal”.
Parece que los malos en la portada de la
derecha son los policías y el gobierno de Ucrania y en la de la izquierda el
malo es el pueblo. Es necesario decir que el gobierno de Ucrania no es ningún
santo, pero lo que demuestra esta simple comparativa de portadas es que parece
que para el ABC ciertas movilizaciones están justificadas (la de Ucrania en
este caso) y otras no (la del 15M).
El periódico El Mundo no se queda atrás. No
se corta al tildar de “atentados” los sucesos de Gamonal y hablar de “violencia
contra la democracia” mientras defiende que hay que esperar a las elecciones.
Por otro lado, su lenguaje es totalmente
distinto al hablar de Kiev. Se refiere a los manifestantes como “población
aterrorizada que no renuncia a luchar por sus derechos”.
Vuelve a parecer que hay ciertas revueltas
que son aceptadas y otras que no lo son, en este caso para el periódico El
Mundo. ¿Acaso no luchaban por sus derechos los vecinos de Gamonal? El lenguaje
es totalmente distinto entre una y otra protesta.
Pero no acaba aquí la cosa, hay mucho más. Si
hipotéticamente en España estuviese sucediendo lo mismo que en Ucrania, ¿Cómo
serían descritas estas protestas? Sería algo así:
Si Ucrania fuese España, los medios no
hablarían de “gobierno español” sino de “régimen”.
Si Ucrania fuese España, los ciudadanos que
protestan no serían “radicales y violentos” sino que pasarían a ser
“manifestantes y activistas”, conformando “movilizaciones ciudadanas”.
Si Ucrania fuese España, la Ley de seguridad
ciudadana sería una “Ley dictatorial”.
Si Ucrania fuese España, tanto la UE como
EEUU apoyarían las protestas, los manifestantes tendrían legitimidad para pedir la dimisión
de un gobierno escogido democráticamente y los medios jamás hablarían de
“radicales”, “violencia” o de “extrema izquierda antidemocrática”.
Si Ucrania fuese España, los medios alabarían
la intromisión de líderes de países extranjeros que portan comida a los
manifestantes y les alientan a seguir resistiendo para derrocar al gobierno.
¿Os imagináis que durante el 15M hubiesen venido altos cargos de otros países a
animar a los manifestantes a derrocar al gobierno español? ¿Qué hubiesen dicho
los medios de comunicación?
Si Ucrania fuese España, los medios no se
escandalizarían al ver a los manifestantes construir barricadas, montar una
catapulta, incendiar vehículos y asaltar con armas edificios del gobierno.
Si Ucrania fuese España, la UE y EEUU
condenarían la violencia policial, calificándola de “antidemocrática”.
Si Ucrania fuese España, el sector
democrático sería la oposición y el sector antidemocrático el gobierno.
Si Ucrania fuese España, los medios no se
escandalizarían ante el secuestro de policías por parte de manifestantes
(incluso se habla de torturas).
Si Ucrania fuese España, los manifestantes
estarían financiados por el Gobierno estadounidense.
Si Ucrania fuese España, los medios
ocultarían que uno de los partidos que está detrás de las protestas es nazi
(Svoboda).
Si Ucrania fuese España, los medios no
encontrarían extraño que los manifestantes, tras haber tomado el Ayuntamiento de
la capital, expusieran en él la fotografía de un colaboracionista nazi.
El Ayuntamiento de
Kiev, con banderas del partido fascista Svoboda y el retrato del
colaboracionista nazi Stepan Bandera.
Si Ucrania fuese España, los medios no
tardarían en hablar de “Revolución”, obviando la violencia de radicales de
ultraderecha e incluso ocultando la simbología nazi que puede verse en las
protestas.
Parece que está claro que los grandes medios
de comunicación españoles adoptan uno u otro lenguaje dependiendo de las
protestas y de donde se sucedan. Para comprender la razón de este fenómeno es
necesario tener claro que estos medios tienen dueños que, en el caso ucraniano,
se verían favorecidos si el gobierno actual cayera. ¿Por qué sino iban a apoyar
a los manifestantes, algunos de los cuales se declaran abiertamente nazis? ¿Por
qué no apoyaron, sin embargo, al 15M o a los vecinos de Gamonal? El lector se dará
cuenta de que dichas revueltas por el contrario, no beneficiaban a los dueños de los medios, ya que iban en contra del sistema establecido, ese sistema que
beneficia a las élites económicas, que a su vez incluyen a los mencionados
dueños de los medios (recordemos, a modo de ejemplo, que la empresa
beneficiada de las obras que iban a realizarse en Gamonal era el dueño del
periódico más leído de Burgos).
Algunos manifestantes
portan simbología nazi.
Los dueños de los grandes medios de comunicación
son grupos económicos que suelen realizar inversiones en otros sectores (incluso
el bancario) y controlar a la opinión pública mediante dichos medios les
favorece ampliamente a la hora de justificar y preservar sus negocios. Además,
dichas empresas también se ven beneficiadas por las permisivas y
poco rigurosas políticas fiscales de ciertos gobiernos (por ejemplo la amnistía
fiscal para grandes defraudadores que realizó el PP). Por lo tanto, la gente
que controla los medios tiene unos intereses específicos y luchará con todas sus fuerzas
(que no son pocas) para defenderlos. De hecho, si estos grandes grupos
adquieren medios de comunicación, no lo hacen por filantropía, sino para
proteger sus propios negocios. Mediante la manipulación intentan convencer al
pueblo de que sus intereses son los mejores para todos. ¿Cuántas veces hemos
oído a Rajoy decir que “no tenía otra opción”, refiriéndose a los recortes que
ha llevado a cabo a lo largo de su mandato? ¿Realmente no tenía otra salida? ¿O
es que las demás iban en contra de sus intereses? Pasa exactamente lo mismo con
los medios de comunicación.
Por otro lado, el bombardeo televisivo de un
conflicto determinado influye notablemente en la población a la hora de crear
una opinión en ella. Actualmente hay decenas de conflictos en todo el mundo,
pero sin embargo parece que sólo existe el ucraniano. ¿Por qué esa necesidad de
emitir día tras día lo que está sucediendo en Ucrania? Esto se debe a que las
grandes potencias imperialistas (EEUU, UE, Rusia, China) tienen un especial
interés en este determinado país y necesitan imponer su visión y sus intereses
a la población utilizando los medios que controlan y así generar presión. De
este modo tergiversan lo que allí está sucediendo, tildando de dictatorial al
gobierno y de héroes a los manifestantes. No es poca la gente que se dice de
izquierdas que está apoyando estas revueltas a ciegas, cuando es algo mucho más
complejo de lo que nos muestran los medios.
Esto no significa, que quede claro, que el
gobierno actual, aunque escogido democráticamente, no esté adoptando medidas
neoliberales que van en contra de los intereses de la mayor parte de los
ucranianos. De hecho, la mayoría de manifestantes han salido a la calle para
mostrar su disconformidad con el gobierno y la corrupción. El problema es que
EEUU y la UE están utilizando la protesta del pueblo ucraniano, el cual es cada
vez más pobre debido a la crisis económica, para conseguir sus propósitos. Poco
le importa a la UE o a EEUU la situación de miseria que viven los ucranianos,
ellos quieren privatizar las minas de carbón del país, imponer el
neoliberalismo en la zona y complicarle la vida a Rusia y a China.
Se estima que 1 de cada 8 ucranianos vive en
la extrema pobreza y que más del 25% de los habitantes de Ucrania es indigente.
Además, el precio de la luz ha subido notablemente estos últimos años y por si
fuera poco se han privatizado sectores estratégicos en favor de grandes
multinacionales extranjeras. La extrema derecha, a su vez, aunque es
minoritaria, también se aprovecha de esta situación para desestabilizar al
gobierno y ganar adeptos. No han dudado en achacar los males que pasa el país,
entre otros, al comunismo, llegando a prohibir al Partido Comunista de Ucrania
en 2 regiones (partido que recogió más de 3,5 millones de firmas para hacer un
referéndum para que el pueblo decidiera acercarse o no a la UE).
Esta situación de crisis y pobreza creciente
ha hecho reaccionar a la oposición, que junto a altos dirigentes de la UE
prometen al pueblo que alejándose de Rusia y uniéndose a la comunidad europea
su situación mejorará. En nuestro país, sin embargo, estamos viendo que la UE
no tiene futuro si continúa tal y como la conocemos. No obstante, una parte de
la población ucraniana se ha creído estos cantos de sirena y tiene fe en una UE
llena de oportunidades que les hará salir de su situación de precariedad.
Como vemos, en Ucrania existen, desde hace ya
muchos años, un cúmulo de intereses cruzados entre las diversas superpotencias
imperialistas mundiales por controlar económica y geopolíticamente la zona. Ni
al gobierno ucraniano ni a las potencias occidentales que se están
entrometiendo en los conflictos internos del país les importa lo más mínimo la
situación del pueblo. Nadie sabe si esto puede desencadenar una guerra civil en
el país, si el gobierno actual dimitirá o Dios sabe qué.
Ucrania no es España, ha quedado claro. Ambos
países, sin embargo, tienen cosas en común: ambos pueblos están siendo
manipulados burdamente (por los medios el español y el ucraniano por la
oposición, la UE, EEUU e incluso Rusia), se encuentran sometidos a un gobierno
corrupto y, además, están sufriendo una severa crisis que no han provocado.
El caso de Ucrania es sólo uno de los muchos
ejemplos de manipulación mediática que podríamos encontrar. Otro ejemplo lo
encontramos en Venezuela. ¿Acaso es una coincidencia que los medios tachen de
dictador ahora a Maduro y antes a Chávez cuando ambos han sido escogidos
democráticamente y nunca hayan denunciado a países realmente dictatoriales
(monarquías absolutas) como Catar o Arabia Saudí (los tres países petroleros)?
¿No será que los intereses de estos grupos económicos están asegurados en Catar
y Arabia Saudí pero no en Venezuela? Los medios han conseguido poner a la
opinión pública de su parte y en contra de un gobierno legítimo y que está
mejorando la vida de los venezolanos (aunque, por supuesto, hay cosas
mejorables). Ahora intentan hacer lo mismo en Ucrania.
Este ejemplo muestra el gran poder que tienen
los medios (mucho más del que la gente suele pensar) y el peligro que supone
que la gente crea ciegamente lo que le dice la televisión o el periódico. Hasta
que el pueblo no comprenda que a los medios los manejan personas con intereses
contrarios a él, seguiremos sometidos y seremos incapaces de localizar y luchar
unidos contra nuestro verdadero enemigo de clase.
Antonio Velasco (@avelasgar)