Hace
ya varios
días que los vecinos del barrio burgalés de Gamonal decidieron
tomar partido y comenzar una movilización para detener la ejecución
de unas obras de costes desorbitados que pretendía llevar a cabo el
gobierno municipal del PP. Lo que empezó siendo una reivindicación
local ha acabado trascendiendo en todo el Estado español,
convirtiéndose en un modelo de lucha popular, a pesar de los
intentos de desprestigio por parte del gobierno y los medios.
El
proyecto que ha suscitado este conflicto consiste en la remodelación
de la calle Vitoria para convertirla en un bulevar de 800 metros y un
parking subterráneo. La obra, cuyo presupuesto asciende a la
escandalosa cifra de ocho millones de euros y cinco millones más
para la construcción del parking, fue adjudicada por el gobierno del
PP (presidido por Javier Lacalle) a un grupo de empresas cuyo
beneficiario es Antonio Miguel Méndez Pozo (una de las cuales a su
vez debe varias nóminas a gran parte de sus empleados). Dicho
individuo es también el propietario del periódico más leído de la
provincia (Diario de Burgos) y el presidente de la Cámara de Comercio de Burgos. Si
indagamos en el pasado de Méndez Pozo, encontramos que,
sorprendentemente, en 1992 fue condenado a varios años de prisión
por delitos de corrupción. Pero lo que es aún más sorprendente es
que el empresario únicamente cumplió 9 meses de dicha condena.
El Diario de Burgos no duda en tildar de violentas las protestas vecinales
Sin
embargo, la brillante carrera de Méndez Pozo no acaba ahí. Es socio
de la Radiotelevisión de Castilla y León junto con uno de los
empresarios imputados en la trama Gürtel, José Luis Ulibarri. Es
también intimo amigo de José María Aznar, el cual indultó al
entonces alcalde de Burgos, José María Peña, que fue condenado por
el mismo caso de corrupción que el empresario.
El historial recitado anteriormente, de sobras conocido por los
vecinos de Gamonal, ha sido detonante del enfrentamiento, pero no
el único. Resulta poco adecuado que una obra de semejante magnitud
pretenda ser llevada a cabo en el barrio con las cifras más altas de
paro y pobreza de Burgos, donde la mitad de los parados no cobra
subsidio alguno. Además, el Ayuntamiento está profundamente
endeudado (643 millones según el Partido Castellano) y ha llevado
adelante fuertes políticas de recortes (por ejemplo el apagado de
parte del alumbrado público) y subidas de impuestos (como el IBI,
entre otros).
Por
si esto no fuera poco, el gobierno se tomó la libertad de cerrar dos
centros de educación infantil imprescindibles por una supuesta falta
de presupuesto, cuando el coste necesario para mantener al menos uno
de ellos abierto era de 187.000
euros, lo que representa menos del 2,5% de lo que costarían las
obras de la discordia. Ni la recogida de 13.000 firmas por parte de
los vecinos de Burgos pudo evitar el cierre del centro.
Es
importante comprender que la revuelta generada por el proyecto del
bulevar y el parking simplemente ha sido el último de varios casos
de corrupción urbanística. Prueba de ello es que Burgos era la
cuarta ciudad de España con los precios más altos en la vivienda, a
pesar de no ser una ciudad de grandes dimensiones o importancia.
En
2005 el Gamonal vivió una situación similar a la actual, cuando los
vecinos tuvieron que manifestarse para evitar lo que fue el primer
intento por parte del gobierno de construir este parking subterráneo.
Eventos como el descrito ponen de manifiesto que la lucha vecinal de
Gamonal por defender sus derechos ha sido constante y necesaria a lo
largo de los últimos años.
El
gobierno, por su parte, se ha escudado en su programa electoral y
justificó así la obra. Puede que el PP gobierne la ciudad pero el
hecho de haber ganado en la urnas no le da derecho a tomar decisiones
pasando por encima de los vecinos, cuando se trata de una obra que va
a afectarles directamente. El barrio ha expresado su descontento y el
alcalde está obligado a escucharles, porque en eso consiste la
democracia (el gobierno dice haber hablado con las asociaciones de vecinos para
aprobar el proyecto pero se demostró que esto era falso).
El
resultado del atrevimiento del gobierno burgalés es de sobras
conocido. Los vecinos han salido en tromba a defender su postura en
contra del proyecto y a pedir que se les escuche. Miles de personas
se han manifestado, día tras día, para paralizar las obras,
llegándose incluso a construir barricadas, destruir sucursales
bancarias o quemar casetas de obra. Dicha situación suscitó la
intervención de la policía y violentas cargas por parte de los antidisturbios, además de la
detención de varios vecinos y la instauración de un toque de queda.
La
manipulación mediática no se ha hecho esperar. El alcalde de Burgos
declaraba que “No
se puede permitir que una minoría de violentos doblegue la voluntad
democrática”, en un intento por desprestigiar las protestas
vecinales. Francisco Martínez,
secretario de Estado de Seguridad, tampoco le tembló el pulso al
afirmar que las protestas burgalesas estaban alentadas por grupos de
radicales “antisistema”, a pesar de que el
Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León aclarase que la
mayoría de detenidos eran vecinos de Burgos sin antecedente alguno.
Tampoco podía faltar la ilustre Ana Botella, quien no dudó en
calificar las protestas de Gamonal como “atentados” y quedarse
tan ancha.
Por
otra parte, medios tan importantes como La Sexta o Televisión
Española se sumaron también a las manipulaciones, poniendo de
manifiesto a qué autoridades responden.
En
el video vemos que la manipulación es evidente. ¿Dónde está la
“muchísima violencia” y tensión que describe la periodista? ¿Y
las vallas por los aires? ¿Poner una pancarta durante un segundo
delante de la cámara es impedir trabajar a un periodista? ¿Y los
grupos que golpean el mobiliario urbano, dónde están?
En
el segundo video, los periodistas de RTVE, desde el plató, afirman
que haber corregido al corresponsal en Gamonal es “poner en peligro
su integridad”. ¿”Dejar trabajar a los periodistas” significa
entonces permitir que se manipulen los hechos sin intervenir? ¿El
malo es el vecino por corregir al periodista y decir la verdad o el
periodista que miente y tergiversa para poner a la opinión pública
en contra de unos vecinos que están luchando para que no se les
pisotee?
La
linea de sucesos que se han vivido en Gamonal son
un retrato perfecto de lo que tantos años lleva sucediendo en
España: especulación
y corrupción urbanística
(políticos
que adjudican proyectos financiados con dinero público a
sus amigos empresarios para
que puedan
forrarse)
que
genera
deudas impagables, provocando
de este modo
recortes sociales y precariedad.
Estos
hechos han trascendido en todo el país porque reflejan un modelo que
lleva repitiéndose demasiado tiempo y del que el pueblo empieza a
hartarse. La posibilidad de que el pueblo español pueda sentirse
identificado con este proceso y llegue a tomarlo como modelo de
lucha, asusta al gobierno y
a las élites económicas, que intentan manipular lo sucedido
(mediante los medios de comunicación a su servicio) con el objetivo
de enfrentar al mismo pueblo español y la gente del barrio de
Gamonal y generar división.
Pero
a pesar de los intentos de desprestigio, las protestas del barrio han
despertado en otros puntos del país la convicción de que
manifestarse y luchar por aquello que se considera justo funciona.
Gamonal ha de ser un ejemplo de que no hay que resignarse ante las
injusticias y que realmente se pueden cambiar las cosas si se actúa
en colectivo.
¿Qué
es más violento, unos contenedores quemados o un barrio abocado a la
precariedad, los recortes y el desprecio de los que se dicen
representantes del pueblo? Es importante no quedarse con la anécdota
de la caseta o el contenedor quemado, sino intentar averiguar sus
causas. Hemos visto que Gamonal, tras pasarlo mal durante mucho
tiempo, ha decidido responder. No se puede tener a un barrio sumido
en la precariedad y pretender que sus vecinos nunca lleguen a
rebelarse, quizás a veces de forma violenta. Toda resignación tiene
un límite, el cual se ha superado en Gamonal. El gobierno y los
medios se escandalizan y condenan dicha violencia, pero sus autores
han sido detenidos y sobre ellos ha caído todo el peso de la ley,
mientras los banqueros, empresarios y políticos que se han dedicado
a arruinar el país (y en última instancia han sido los causantes de
dichas protestas) siguen en la calle.
La
muestra de que la lucha colectiva surte efecto es que Lacalle ha
anunciado la paralización definitiva de las obras de la calle
Vitoria. Los vecinos de Gamonal han demostrado que podemos hacer que
el miedo cambie de bando, realmente se han convertido en un referente
a nivel nacional y prueba de ello son las manifestaciones de apoyo
acontecidas en diversas ciudades del país.
Como
dijo un manifestante en Barcelona durante la concentración de apoyo:
“Para llenar las calles de ciudadanía primero hay que llenar las
cabezas de sabiduría”. Esa sabiduría pasa, necesariamente, por
entender que somos mayoría, que compartimos los mismos intereses y
necesidades pero que nos encontramos sometidos a las exigencias de
una minoría que, utilizando todos sus medios, intenta enfrentarnos
unos con otros para que no podamos identificar y enfrentar al
verdadero enemigo.
Silvia Perelló (@silvia_perello) y Antonio Velasco (@avelasgar)
!Enhorabuena por el artículo!
ResponderEliminarMuy bien indagado sobre Antonio Miguel Méndez Pozo. Creo que es muy importante saber quien forma parte del conflicto para entender la situación y, almenos por mi parte, aunque haya visto las noticias por televisión no sabía nada al respecto de este hombre. ¿Manipulación? Hay que ser críticos, en el primer vídeo vemos como la chica habla de gran violencia mientras unas personas chutan unas vayas de plástico y acto seguido pasan dos niños por delante de la cámara en lo que se nos informa que es un acto peligroso hasta para la misma periodista y respecto al siguiente vídeo, diferenciar comercio y banco es un hecho... da que pensar.
¿Periodismo profesional? Os pagaría antes a vosotros que a los profesionales televisivos.
GOOD JOB!! Tenéis un seguidor mas. ;-)
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