sábado, 22 de febrero de 2014

PILAR RAHOLA, "KÍEV, 2014". ¿DESINFORMACIÓN O MANIPULACIÓN?

En el periódico “La Vanguardia” del día 20 de febrero aparece, en la sección de opinión, una columna de la periodista Pilar Rahola, titulada “Kíev, 2014” en la cual realiza una serie de declaraciones acerca de lo que está sucediendo en Ucrania. En este artículo intentaremos hacer ver que el lenguaje utilizado por la periodista, así como la descripción (u omisión) de los hechos acaecidos en ese país, responde a los intereses de la clase dominante (aunque ella como tantos otros que hacen uso de su mismo discurso, se empeñen en afirmar que no están haciendo otra cosa que defender la soberanía del pueblo).

Primeramente os facilitamo el susodicho artículo. Podéis leerlo aquí:

A continuación paso a citar varios fragmentos del artículo y discutirlos.

"Una de las fotos muestra a una chica blandiendo una bandera, y más que una ucraniana del siglo XXI, parece una revolucionaria francesa del XVIII.”

Comparar la revolución francesa con los sucesos ucranianos es casi una aberración histórica. La revolución francesa buscaba derrocar la monarquía absoluta de Luís XVI (esa que todavía existe en países como Arabia Saudita y que parece no disgustar a nadie) y plantar las bases de una sociedad igualitaria y democrática. En cambio, en Ucrania hay unas revueltas ciudadanas legítimas aunque violentadas por la intromisión de EEUU y la falsa promesa de prosperidad de una UE imperialista que busca establecer un vínculo estratégico con Ucrania para preservar sus intereses. Tampoco debemos olvidar que estas revueltas están amparadas por grupos violentos de extrema derecha fascista que tienen como único objetivo desestabilizar al gobierno y ganar adeptos (a Pilar Rahola se le olvidó mencionar este detalle).

...con Rusia proyectando su sombra amenazadora”

En la geopolítica, se están reproduciendo tics de la guerra fría, con Rusia que intenta recomponer el viejo imperio y planta sus garras en los territorios que considera suyos.”

Y así ha pasado, con la presión de Putin de boicot energético, para impedir que Ucrania viajara hacia la Unión Europea, y no hacia el camino exigido de la Unión Aduanera, la alianza que Rusia tiene con Bielorrusia y Kazajistán.”

Parece que este conflicto tiene un único enemigo de fondo: Rusia. Ojalá fuese tan sencillo. A la periodista se le olvida hablar del financiamiento de EEUU a los extremistas o de la intromisión de la UE, entre otras muchas cosas. Por supuesto tampoco habla de la derecha fascista minoritaria que ha robado armas, asesinado a varias personas, asaltado edificios gubernamentales o que pide cosas totalmente antidemocráticas como la disolución del gobierno escogido democráticamente. Eso no interesa decirlo. Los únicos malos aquí son los rusos.

En este vídeo podemos ver cómo miles de ucranianos protestan ante la embajada de EEUU para pedir que deje de financiar los disturbios en Ucrania.
http://actualidad.rt.com/video/actualidad/view/117777-ucrania-eeuu-financia-disturbios-protesta

¿Qué ocurriría si llegase a España un senador extranjero y animara al pueblo a derrocar al gobierno? ¿Sería eso intromisión? Me atrevo a decir que los medios así lo entenderían. Sin embargo, estos medios aplaudieron a John McCain cuando fue a Kiev a pedir a los manifestantes precisamente que siguieran allí hasta derrocar al gobierno.

Rusia ejerce presión para preservar sus intereses, por supuesto. Es su misión como potencia imperialista que es. Pero lo mismo hacen la UE y EEUU, aunque a Pilar sólo le interesa hablar del primero. ¿Acaso animar a los ucranianos a ser violentos y desestabilizar el país mientras, por otro lado, piden al gobierno que no reprima y manipulan sus medios para poner a la opinión pública en contra del gobierno no es ejercer presión?

...dos futuros diferentes. Por una parte, el gobierno y una minoría de la población, convencida de que hay que estar a buenas con el vecino, tener buenos precios en energías y, sobre todo, no vivir bajo el miedo del grifo energético cerrado. De la otra, la mayoría de la población, convencida de que el modelo europeo permitiría tener un mayor control de la corrupción generalizada, una eficacia económica más segura y una democracia más creíble.”

Esta parte es una de mis favoritas. ¿Una minoría de la población sustenta el gobierno? ¿Acaso no ganó las elecciones de manera democrática? No solamente eso sino que las ganó diciendo que no se acercaría a la UE. Eso tampoco interesa decirlo.

Un estudio del Instituto Internacional de Sociología de Kiev (realizado entre el 9 y el 20 de noviembre de 2013) formuló dos preguntas: la primera, acerca de si Ucrania debería unirse a la Unión Duanera de Rusia, concluyó con que el 40,8% votaría a favor y el 33,1% en contra. Los resultados de la segunda pregunta, referida a la adhesión a la UE, fueron del 39,7% a favor y el 35,1% en contra (Fuente: http://ukraineanalysis.wordpress.com/2013/11/28/what-do-ukrainians-want-2/).

¿Dónde está esa mayoría que apoya la entrada a la UE y la minoría que sustenta al gobierno, Pilar? A mí, personalmente, me cuesta divisarla. Pero bueno, inventar es gratis, aunque con ello caiga un gobierno escogido por los ciudadanos y se imponga la UE, controlada por Alemania.

De ningún modo estoy defendiendo las políticas neoliberales del gobierno que representa a la oligarquía industrial y financiera, pero resulta que las políticas que han llevado a la pobreza al pueblo ucraniano son las que el FMI ha pedido que se apliquen. Sí, igual que en España. ¿Acaso el pueblo va a salir de la pobreza generalizada que vive (25% de indigencia) por unirse a la UE? ¿Desde cuando la UE, que nos está exigiendo recortes cada vez más salvajes a los españoles y que incluso hizo que PP y PSOE cambiaran la Constitución para pagar los intereses de la deuda antes que sanidad o educación, le preocupa la democracia o el bienestar de las personas? Un ingreso en la UE significaría recortes, troika y otras cosas que, por desgracia, ya conocemos en España. Si eso es una “democracia más creíble” apaga y vámonos.

Lo de la “eficacia económica” también es genial. Como condición para ingresar en la UE, Ucrania le pidió 20.000 millones de euros para poder modernizar su industria y así ser competitiva pero esta se negó. La UE no quiere competir con Ucrania ni elevar el nivel de vida de los ucranianos. Sólo quiere sus minas de carbón, introducir sus productos en un nuevo mercado y pararle los pies a Rusia y a China. El pueblo no tiene ni voz ni voto en este conflicto. A Pilar Rahola tampoco le interesa contar esto.

...el orgullo patrio de muchos ucranianos pasa por emanciparse completamente del dominante papá ruso...”


Antes que nada, es necesario mostrar un mapa de la división que sufre (y ha sufrido históricamente) Ucrania:

Porcentaje de hablantes ucranianos (izquierda) y rusos (derecha) por provincias (óblast)

Es posible, como dice Pilar, que haya un porcentaje de ucranianos que no quieran saber nada de Rusia. Están en su derecho, por supuesto. Pero es también cierto que en Ucrania vive gente originaria de Rusia. Obviar a una parte tan importante de la población me parece poco riguroso.

Después ha venido el resto ya conocido: blindaje del presidente Yanukóvich, con la retórica al uso contra "los violentos" y "los fascistas" -en gramática parecida a la usada por Maduro en Venezuela-, represión policial, heridos, muertos, un gobierno que se niega a encontrar una salida, una Rusia que mantiene la presión amenazadora, unos Estados Unidos que todavía no saben qué decir y una Europa que se lo mira, refunfuña, habla y no hace nada, as usual.”

Parece que Pilar no cree que haya manifestantes violentos y fascistas (a pesar de la presencia del partido Svoboda). Habrá que mostrárselo entonces, para que en el próximo artículo que escriba sobre el tema no se le olvide.






Las dos últimas imágenes muestran el retrato de un hombre. Es ni más ni menos que Stepan Bandera, líder fascista ucraniano.

Las banderas azules con la mano amarilla en el centro que se observan en la última fotografía son el símbolo del partido Svoboda. Se trata de un partido político abiertamente fascista. Os presento a su líder, Oleh Tyahnybok:


Como vemos en la segunda imagen, John McCain no tuvo reparos en ponerse al lado de este personaje cuando se fue a Kiev (incluso cenó con él y los demás líderes de la oposición).

Dejo aquí un artículo que habla con bastante detenimiento de los símbolos fascistas que se pueden ver en las protestas ucranianas. No tiene desperdicio:
http://hablandorepublica.blogspot.com.es/2014/01/un-par-de-apuntes-sobre-las-protestas.html

En el siguiente enlace hay una buena colección de imágenes:
canarias-semanal.org/not/11960/ucrania__el_rostro_del_fascismo_del_siglo_xxi/

También añado un par de vídeos, por si queda alguna duda del carácter violento de algunos manifestantes:


En este segundo vídeo podemos ver un enfrentamiento entre manifestantes pacíficos que pedían el cese de la violencia y un grupo de neonazis.


Parece claro, pues, que evidentemente hay nazis en las protestas, aunque la periodista lo oculte. Estos son los que están violentando las revueltas, con el financiamiento de EEUU y la UE. Vemos que, aunque hay represión policial y evidentemente ha habido muertos, la violencia no procede de un único bando.

Pilar aprovecha para criticar a Maduro de refilón. De paso diré que, al igual que EEUU se mete en los asuntos de Ucrania, hace lo mismo en Venezuela, financiando a la oposición para derribar al gobierno escogido por el pueblo y quedarse con el petróleo, como hacía antes de que Chávez ganara las elecciones. Utilizan una estrategia calcada en ambos países, y gente como Pilar Rahola ponen a la opinión pública de parte de los grandes empresarios y en contra del pueblo (ya conocéis la famosa frase de Malcolm X a cerca de los medios de comunicación).

Pilar parece que pide a gritos una intervención de EEUU y la UE en Ucrania. Es interesante ver cómo el artículo plasma una visión del mundo que está arraigada a la opinión pública, fruto del bombardeo mediático que responde a un discurso único: la UE es un organismo benévolo que reparte democracia alegremente y EEUU es el juez y el verdugo del mundo entero sin que nadie ose cuestionarlo. Por lo tanto, es necesario que intervengan en cualquier conflicto que se precie y, por supuesto, cualquier gobierno que se posicione en contra de ellos, ha de ser necesariamente dictatorial o nostálgico del comunismo.

¿Qué tiene que decir EEUU de lo que pasa en Ucrania? ¿Alguien le ha preguntado? ¿Y a la UE? ¿Por qué no le preguntamos a cualquier otro país si tiene algo que decir? ¿Qué pensará Taiwan a cerca de lo que sucede? ¿Y Uruguay? ¿Y Nigeria? ¿No tienen el mismo derecho a decir u opinar nada? Pilar da a entender que EEUU tiene carta blanca para intervenir en cualquier país y hacer lo que le venga en gana. Tristemente ese discurso está tan introducido en nuestra mente que damos por hechas barbaridades como estas.

Por eso la foto de los manifestantes de Kíev es una foto eterna. Porque luchan por causas concretas, pero en realidad las protestas incluyen las causas universales: libertad, justicia social, soberanía y un futuro mejor. Todo muy viejo. Tan viejo como los aprendices de dictador que quieren impedirlo.”

Llegados a este punto vemos que las palabras finales de la periodista ya casi carecen de sentido alguno. Claro que los manifestantes luchan por la libertad, la justicia social, la soberanía y un futuro mejor; pero, ¿acaso la UE va a proporcionarles alguna de esas cuatro cosas? Sólo hay que ver la situación en la que se encuentra Grecia, Italia o España para descubrir que no, que todo es una farsa y que hay algo más que no nos cuentan.

La guinda final es llamar “aprendiz de dictador” al presidente escogido por la vía democrática. Todo acaba cuadrando. ¡Qué bonito es llamar dictador cuando interesa! Si llaman “aprendiz de dictador” a Yanukóvich deberían describir a Rajoy con las mismas palabras. Ambos han llevado a cabo políticas de privatizaciones dictadas por el FMI sin escuchar al pueblo, ambos dirigen gobiernos profundamente corruptos, ambos han empobrecido a la clase trabajadora de sus respectivos países y ambos se niegan a tener en cuenta las voces de auxilio del pueblo, ahogado por la crisis, que ya no puede más. La diferencia entre Rajoy y Yanukóvich es que el primero está a las órdenes de Merkel y EEUU y el segundo no.

Por desgracia, este artículo y su visión distorsionada de la realidad no es un caso aislado. Columnas y escritos de este tipo son bastante habituales tanto en este como en otros medios de "información". A esto hay que añadir que algunos de estos periódicos son gratuitos (cada día hay decenas de ejemplares de La Vanguardia en los trenes de la provincia de Barcelona). ¿Cómo no va a estar manipulada la opinión pública, visto lo visto?

La salida más digna para el pueblo ucraniano pasa, como ya he dicho en otros textos, por darse cuenta de que son mayoría y de que deben luchar conjuntamente por sus derechos. Han de echar al imperialismo y al fascismo y decidir por ellos mismos, celebrando un referéndum para decidir si deben entrar o no a la UE o lo que crean más oportuno. Si hicieran eso, sin embargo, es probable que periodistas como Pilar Rahola no estuviesen de acuerdo, porque ni la UE ni EEUU tampoco lo estarían.



Toni Velasco (@avelasgar)

sábado, 15 de febrero de 2014

DEMOCRACIA MODERNA: ¿PROGRESO O RETROCESO?

Son muchas las voces que proclaman la superación del autoritarismo en el mundo occidental actual y se jactan de haber instaurado la mejor de las democracias posibles, pero si nos planteáramos simplemente comparar ésto que algunos siguen empecinados en llamar “democracia” con aquel sistema al cual, en sus orígenes, hacia referencia ésta palabra (con sus defectos y virtudes) podremos llegar a hacernos una idea de hasta que punto hemos involucionado.

Lo que hoy en día es considerado “democracia” en la mayoría de los países occidentales, es de carácter representativo. Este modelo ha dado lugar a la perdida progresiva por parte de los ciudadanos de incidencia en el terreno político, para acabar reduciendo su intervención a la elección de un partido político (cada cuatro años), el cual de esta manera queda habilitado para tomar decisiones de cualquier índole durante el transcurso de su mandato, sin estar obligado bajo ningún concepto a consultar la opinión ciudadana.

Si decidimos realizar esta comparación, debemos remontarnos primeramente a la procedencia etimológica de la susodicha palabra: “democracia” es un término que proviene del griego y significa “poder del pueblo”. El ejemplo clásico de la democracia antigua es el de la democracia ateniense, por ser de las más poderosas y mejor organizadas de la época. Fue fundada por Clístenes en el año 510 a.C. y llegó a consolidarse bajo el gobierno de Perícles.

La democracia ateniense era directa, es decir que el pueblo era el que tomaba las decisiones políticas por medio de las asambleas. Cualquier ciudadano ateniense podía participar en las asambleas y la participación política era considerada como un deber ciudadano.

La mayoría de los funcionarios del gobierno eran elegidos por medio de sorteos, dicho procedimiento era considerado el más democrático para elegir cargos públicos, ya que de este modo no se veían favorecidos los ricos o famosos, sino que cualquier ciudadano ateniense tenía las mismas posibilidades de acceder a los cargos. Además, de esta manera se evitaba la posibilidad de que se comprasen votos. El voto, por otro lado era reservado para escoger los cargos más importantes y minoritarios. Los funcionarios sólo podían ejercer su cargo una vez en toda su vida, así evitaban la profesionalización y hacían primar la implicación de los ciudadanos.

La democracia actual a diferencia de la clásica, es representativa, es decir que los ciudadanos en lugar de tomar nuestras propias decisiones políticas de forma directa por medio de consensos, elegimos a un determinado partido político para que éste tome las decisiones por nosotros. Dichos partidos -en el caso de nuestro país- se presentan a las elecciones con una lista cerrada de candidatos, esto quiere decir que tenemos que votar al partido en su conjunto y tampoco tenemos la posibilidad de influir en el orden de dichos candidatos.

Fortuitamente, gracias a las múltiples luchas sociales que se han sucedido a lo largo de la historia, el derecho al sufragio se ha vuelto universal, ya no esta restringido a ninguna raza, sexo o condición social determinada, como sucedía en la antigua Grecia.

La democracia actual, aunque no es directa como la ateniense, ampara ciertos procesos en los cuales los ciudadanos pueden ejercer una mayor participación, como los plebiscitos -mediante los cuales los ciudadanos podemos aprobar o rechazar ciertas leyes- y por otro lado, las iniciativas legislativas populares. El problema en nuestro caso es que ni los plebiscitos ni las iniciativas legislativas son vinculantes, esto quiere decir que aunque los ciudadanos tomemos una decisión mayoritaria, el gobierno de turno se reserva la decisión de obedecer o no cualquier iniciativa o plebiscito.

Por otro lado, en nuestro sistema de gobierno aunque mayoritariamente los cargos públicos son elegidos por sufragio, existen ciertos cargos llamados “de confianza” que no son elegidos por votación popular, sino “a dedo”. Este hecho y el de la no vinculación, ponen en entredicho nuestro verdadero papel en el proceso democrático y el significado mismo de la palabra democracia como poder del pueblo. A su vez, los partidos políticos que se presentan a las elecciones, lo hacen con un determinado programa político confeccionado, dicho programa tampoco es vinculante una vez que un partido llega al poder. Esto provoca el hecho de que ciertos partidos alcancen el poder con programas que más tarde no llevan adelante -ya que tampoco están obligados a cumplirlos- y que en muchos casos, puedan hacer exactamente lo contrario de lo que proponían en sus campañas electorales sin ningún tipo de sanción y mucho menos una destitución. Esto contrasta con la democracia ateniense, en la cual los funcionarios que no cumplían sus funciones correctamente eran castigados con severidad, ya que eran considerados empleados y no representantes.

La democracia ateniense era un modelo de vida basado en la libertad, la igualdad y la justicia, modelo que a su vez protegía los intereses de la mayoría por sobre las minorías. Dicho aspecto contrasta ligeramente con la democracia actual que, aunque en sus bases pueda constar dicha obligación, a menudo parece ser que ciertas minorías poderosas tuviesen mayor influencia en las decisiones políticas. Ambos modelos de democracia -clásica y actual- afirman en sus bases la autonomía de sus gobiernos, y su capacidad de actuar de manera independiente sin ninguna clase de restricción externa. Este es otro aspecto que a mi parecer esta en entredicho en el caso de la democracia actual y más concretamente en nuestro país, ya que aunque en la teoría el gobierno goce de autonomía, frecuentemente parece estar condicionado por ciertas “recomendaciones” o imposiciones provenientes de países poderosos.

Ha habido avances muy importantes y beneficiosos desde el modelo clásico de democracia hasta el actual, pero también muchos retrocesos y queda mucho por hacer hasta llegar a un modelo que pueda ser llamado realmente democrático en todos sus aspectos. Cosas como las listas abiertas, los plebiscitos e iniciativas legislativas; así como los programas electorales -al menos en sus aspectos fundamentales- con carácter vinculante; la instauración de ciertas medidas que eviten la profesionalización de la clase política; la destitución de los cargos elegidos “a dedo” o la implementación de más vías de participación ciudadana son algunas de las cosas que creo fundamentales para gozar de una democracia que otorgue realmente el poder al pueblo.


Silvia Perelló (@silvia_perello)