sábado, 24 de enero de 2015

CUANDO LA DICTADURA ESTÁ JUSTIFICADA

Ha muerto Abdalá bin Addelazis, rey de Arabia Saudita, a la edad de 90 años. Los medios se han hecho eco de la noticia pero, una vez más, algunos de ellos nos muestran la realidad distorsionada.
Antena 3 y Telecinco narraban la muerte del monarca prescindiendo de términos como “dictador” o “régimen”, los cuales emplean a menudo cuando hablan de ciertos países latinoamericanos. Únicamente Telecinco decía casi de pasada que Arabia Saudita acumula muchas violaciones de DDHH, mientras resaltaba que el monarca, en sus visitas a Marbella, gastaba mucho dinero en las tiendas y que todos allí desean que su sucesor haga lo mismo. La Sexta ni siquiera ha informado del suceso en su edición de noticias del medio día. El País, por su parte, hablaba de un rey absoluto pero con “tintes reformistas”. En las versiones escritas de La Sexta o Telecinco no se avista crítica alguna a la situación de Arabia.

Arabia Saudita es una monarquía absoluta. Esto significa que el monarca tiene poderes totales y que, por lo tanto, no existe la división entre poder ejecutivo, legislativo y judicial vigente en España, por ejemplo (división que tampoco garantiza, por supuesto, que exista una democracia de calidad). El monarca puede, pues, cambiar las decisiones judiciales o reformar las leyes a su voluntad, por ejemplo. En resumidas cuentas: Arabia Saudita es una dictadura con todas las letras. Tanto, que el nuevo monarca absoluto será el hermano del fallecido sin urnas que valgan.
Por otra parte están las continuas violaciones de los DDHH. Algunos ejemplos son la condena de 10 años de cárcel y 1.000 latigazos al ciudadano Raif Badawi por crear una página web de debate político y religioso. La decapitación en 2013 de unas 60 personas y en 2014 a 87. Por si fuese poco, en ocasiones los cuerpos son exhibidos tras la ejecución (Arabia Saudita es el único país del mundo en el que esto sucede). Por otro lado tenemos la discriminación que sufren las mujeres, las cuales no pueden ser parlamentarias, conducir su propio vehículo, viajar solas, hacer trabajos remunerados, etc. En Enero de 2014, además, se aprobó una ley “antiterrorista” para criminalizar la libertad de expresión, reunión y asociación. Se cree también que miles de personas han sido víctimas de juicios injustos y detenciones arbitrarias, según las organizaciones de DDHH. Además, mientras la élite saudí vive en la opulencia, gran parte de la población está desempleada y la tasa de pobreza es la más alta de la región (uno de cada tres saudíes es pobre), a pesar de que el país contiene un quinto de las reservas mundiales de petroleo aproximadamente.
Conociendo ahora algo mejor la realidad saudita, ¿por qué los medios, al morir el monarca, no nos han informado más exhaustivamente de todo esto? La respuesta está en las magníficas relaciones que mantiene el país árabe con EEUU, España y occidente en general.
Centrémonos en España. Varias empresas multinacionales españolas participaron en la construcción del AVE de Arabia Saudita (OHL, Sacyr, Copasa, Dimetronic, Inabensa, Cobra, Indra, Imathia, Ineco, etc). La compañía de Esther Koplowitz, FCC, fue seleccionada para construir el metro de Riad, la capital de Arabia Saudita. Otro gran empresario que ha hecho grandes tratos con el fallecido monarca saudí es Florentino Pérez. Su empresa, ACS, fue seleccionada para construir 11 estadios en el país árabe por 2.000 millones y para realizar 2 proyectos industriales por 650 millones, entre otros proyectos.
En resumidas cuentas, los medios de comunicación no critican demasiado al gobierno saudí, aunque se trate de una feroz dictadura, porque éste ha proporcionado suculentos contratos a grandes empresarios españoles que, al final, dirigen gran parte de estos medios de comunicación. ¿Cómo va, por ejemplo, La Sexta a hablar mal del país si los dueños de FCC y Ferrovial, entre otras, poseen un porcentaje de la cadena? No les interesa que se hable de ciertas cosas, por muy graves que sean. Nos cuentan, sin embargo, cosas como que esos proyectos serán buenos para España, aunque esas empresas tributen en paraísos fiscales, lo que acaba generando recortes para los ciudadanos; que generan empleo, aunque sea empleo esclavo en parte, cosa que también ocultan; que benefician a la Marca España, cosa también falsa, únicamente benefician al empresario que se forra con la obra, etc.
Nos encontramos entonces ante una dictadura justificada. Justificada porque genera enormes beneficios a la élite, la minoría que compra gobiernos (a cambio de sobres o cargos en sus empresas) para que haga las leyes a su favor y pueda ahorrarse miles de millones en impuestos, por ejemplo. ¿Y cómo logran mantenerse en su posición? Entre otras cosas, gracias a los medios de comunicación, que utilizan para inculcar su ideología al resto del mundo con mentiras o verdades a medias. Es por eso que, por ejemplo, la mayoría de gente cree que Venezuela es una dictadura atroz, a pesar de que cuenta con leyes y mecanismos más democráticos que España (como la revocación de los cargos públicos o las comunas) y un sistema electoral electrónico infalible validado por el mundo entero, y apenas conoce la trágica realidad de países amigos de Occidente como Arabia Saudita.
El difunto rey de Arabia Saudita era un tirano al que la vida de su pueblo no le importaba nada, ya que lo ha mantenido durante años en la pobreza más absoluta y sin libertad alguna. Sin embargo, los medios españoles han preferido centrarse en sus viajes a España y decir que gastaba mucho dinero en joyas. En nosotros está el empezar a ser más críticos con los medios de comunicación, ya que, como todo en este sistema, están pensados con un fin: generar beneficios a sus dueños, aunque sea a través del engaño.


Toni Velasco (@avelasgar)

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