sábado, 26 de julio de 2014

EL ASESINATO DEL DIRIGENTE NAZI REINHARD HEYDRICH Y EL GENOCIDIO PALESTINO


Tras finalizar la última tregua, Israel ataca de nuevo indiscriminadamente al pueblo palestino, encerrado en la Franja de Gaza. Esta operación, llevada a cabo con el pretexto del asesinato de tres estudiantes israelíes, ya se ha cobrado la vida de más de 2.000 palestinos (entre ellos más de 500 niños), la mayoría de los cuales son civiles.

El ejército israelí ha bombardeado miles de viviendas, hospitales, el sistema de saneamiento y de distribución de agua, una central eléctrica, centros de personas discapacitadas y mezquitas a la hora del rezo de manera impune y con el apoyo de EEUU, que votó en contra de investigar los posibles crímenes de guerra de Israel en dichos ataques. Incluso escuelas de la ONU han sido derribadas por Israel, sin que vaya a sufrir, casi con toda seguridad, sanciones por parte de la comunidad internacional.

Es importante, como se suele decir, aprender de nuestra historia para no volver a caer en los mismos errores. Sin embargo, desde que estalló este conflicto, son demasiados los elementos que me recuerdan a lo que sucedió tras el asesinato, en 1942, de Reinhard Heydrich, hombre de confianza de Hitler, por parte de un comando de la resistencia checa.

Heydrich fue un alto cargo nazi, jefe de seguridad del III Reich, mano derecha de Hitler en Checoslovaquia e ideólogo de la llamada “solución final” (plan de los nazis para llevar a cabo un genocidio contra el pueblo judío en Europa durante la II Guerra Mundial). Era un hombre sanguinario, frío y calculador al que apodaban "la bestia rubia", "el verdugo de Hitler" o "el carnicero de Praga". Ostentó además el alto cargo de Reichprotektor de Bohemia-Moravia (actual República Checa menos los Sudetes) y llevó a cabo una brutal represión contra la resistencia checa. Esa represión, irónicamente, fue lo que acabó con él.

Numerosos exiliados checos en Londres tramaron entonces lo que sería la Operación Antropoide, que pretendía acabar con Heydrich, reivindicando así la oposición del pueblo checo al régimen nazi. Fue llevada a cabo por los sargentos de la Brigada Checa instruidos en el Reino Unido Jozef Gabcik, Jan Kubis y Josef Valcik.

El 27 de mayo de 1942, los tres paracaidistas tendieron una emboscada al vehículo que transportaba a Heydrich desde su domicilio a las afueras de Praga hasta su despacho, aprovechando que siempre realizaba el mismo camino e iba sin escolta. El sargento Gabcik se propuso ametrallar el coche pero su arma se atascó. En ese momento, Heydrich, en lugar de huir, salió del coche pistola en mano dispuesto a acabar con el paracaidista. Fue entonces cuando el sargento Kubis lanzó una bomba de mano que impactó en un costado del vehículo del alto cargo nazi, hiriéndole gravemente. Moriría el 4 de junio en el hospital Bulovka.

Los sargentos se refugiaron en el subterráneo de la catedral ortodoxa de los santos Cirilo y Metodio, en Praga, durante 20 días junto con otros cuatro paracaidistas encargados de otras misiones. Tras un chivatazo, los nazis iniciaron una redada formada por cientos de soldados. Los paracaidistas resistieron durante horas pero, rodeados, nada pudieron hacer. Seis de los siete se suicidaron y el séptimo fue herido grave y falleció en el hospital.

Hasta ahora no parece haber conexión alguna entre este hecho y el ataque de Israel a Gaza. Es a partir de aquí cuando observamos las similitudes.

El enfado de Hitler por la muerte de Heydrich fue descomunal, y la represalia, terrorífica: ejecuciones masivas y la destrucción completa de las poblaciones de Ležáky y Lídice (donde se creía que habían dado refugio a los paracaidistas).

Analicemos ahora el ataque de Israel a Gaza. Tras el asesinato de los tres estudiantes israelíes, y a pesar de no conocerse realmente las causas o los autores, Netanyahu y gran parte del gobierno sionista israelí dieron por hecho que fue obra de los palestinos contra la ocupación israelí y como represalia atacaron ferozmente a una población desarmada e inocente, dejando hasta la fecha más de 2.000 víctimas (la mayoría civiles).

Observamos que a pesar de las muchas diferencias históricas e ideológicas existentes (no podemos comparar, obviamente, ni a Heydrich con esos tres estudiantes ni a los judíos con los nazis, por ejemplo) las reacciones y acciones tomadas por Hitler y Netanyahu tras los respectivos asesinatos son muy similares: masacrar a una población inocente por pura venganza. Sin embargo, hay un elemento muy distintivo e importante que no puede causarme otro sentimiento que el de la repulsión.

Se ha publicado una noticia en la que un periodista alemán, Christian Sievers, revela que el asesinato de los jóvenes israelíes fue motivado por motivos económicos. Por si esto fuese poco, revela además que la Agencia de Investigación Interna israelí estaba al tanto de este hecho pero que Netanyahu obligó a tapar esta información para poder utilizar así el triple homicidio como excusa para atacar a Palestina.

Nada justifica el bombardeo al que se está sometiendo a los palestinos, pero de ser esto cierto, nos encontraríamos ante una barbarie que debe ser castigada. Se demostraría, como muchos pensamos desde el inicio de dichos ataques, que lo único que busca el gobierno israelí es acabar con el pueblo palestino, no reducir a los “terroristas islamistas” como vienen diciendo estas últimas semanas.

Tenemos, pues, dos momentos históricos distintos y dos reacciones similares provocadas tras homicidios y dirigidas contra poblaciones inocentes e indefensas. Irónicamente, parte del pueblo que antes fuera oprimido, se ha convertido en opresor. La historia se repite una vez más y si nadie pone freno a Israel, la Franja de Gaza y su población podrían acabar desapareciendo como sucedió con Ležáky y Lídice.

Izquierda: Gaza tras los bombardeos de Israel. Derecha: Ležáky tras el ataque nazi en 1942.
Fuente: 20minutos.es y Wikipedia




Toni Velasco (@avelasgar)

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