martes, 15 de julio de 2014

NADA NUEVO BAJO EL PSOE


Vivimos momentos de efervescencia y regeneración política en España propiciados, especialmente, por la elección del nuevo Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez. Los medios llevan días hablándonos sin descanso de este evento histórico que servirá, dicen, para renovar al maltrecho y castigado PSOE.

El primer hecho sorprendente de este proceso ha sido el protagonismo totalmente desigual que han tenido los candidatos en los medios. De hecho, no me extrañaría que parte de los españoles creyeran que se presentaban dos candidatos y no tres. De acuerdo, José Antonio Pérez Tapias tenía menos avales que Eduardo Madina y Pedro Sánchez. No obstante, también era el único que ofrecía un discurso realmente distinto: dejar a los españoles decidir si quieren una monarquía o una república, crear mecanismos para que se cumplan los programas electorales, consultar a los catalanes sobre su futuro, etc. También criticó la reforma del artículo 135 de la Constitución (la cual prometió derogar) o la negativa del partido a investigar Bankia. Muchos medios se explayaban al hablar de Sánchez o Madina mientras ninguneaban a Pérez Tapias. ¿Casualidad?

Pero centrémonos en el ganador: Pedro Sánchez, economista y profesor. El favorito de Rubalcaba y del aparato del PSOE. Será el encargado de llevar a cabo la renovación del partido. Palabra, “renovación”, que los medios y políticos afines utilizan estos días para referirse al PSOE.

¿Es posible esa renovación de mano de Pedro Sánchez o se trata simplemente de un lavado de cara del partido? Para contestar a esto hay que analizar su discurso y su pasado.

En cuanto a su pasado: Pedro Sánchez fue consejero de Caja Madrid entre 2004 y 2009 y votó a favor de la venta de preferentes que tanto daño han hecho a miles de jubilados y de los sueldos millonarios de los directivos de Caja Madrid, entre otras cosas. También votó no investigar la quiebra de Bankia en el Congreso.

En cuanto a su discurso: es contrario a preguntar a los ciudadanos sobre el modelo de Estado (monarquía o república); no se plantea derogar la modificación del artículo 135 que PP y PSOE hicieron de espaldas a los trabajadores; aboga por seguir pagando la deuda ilegítima causada por bancos privados que está asfixiando y llevando a la pobreza a cientos de miles de familias españolas y tampoco es partidario de que los catalanes voten libremente sobre su futuro.

A mi juicio, es fácil entrever que el discurso de Pedro Sánchez se corresponde enormemente al de Rubalcaba, es decir: al del PSOE de siempre. Pero hay más.

El Mundo publicaba hoy un titular que decía que tanto el gobierno como la patronal de empresarios (CEOE) estaban satisfechos con la elección de Pedro Sánchez como nuevo Secretario General del PSOE. Recordemos que la CEOE se ha beneficiado enormemente de la reforma laboral del gobierno y pide de forma continuada otra reforma más dura con despidos más baratos, mayores recortes salariales y de derechos laborales, mayores beneficios para empresarios, etc. Y qué decir del gobierno, impulsor de decenas de medidas que no han hecho más que beneficiar a los empresarios del Ibex 35 (esos que defraudan miles de millones en impuestos y que han ganado otros tantos con esta crisis) mientras perjudican a los trabajadores (quienes, cada día más empobrecidos, están pagando una crisis que no han provocado).

¿Realmente se puede llevar a cabo una renovación de un partido que se dice de izquierdas sin poner siquiera nerviosos a los grandes empresarios y sus lacayos? Obviamente no. Los intereses de grandes empresarios y trabajadores son contrapuestos (unos quieren cobrar más y tener más derechos laborales, otros pagar menos al trabajador para obtener más beneficios), por lo tanto es imposible beneficiar a los trabajadores sin “molestar” a los grandes empresarios. Hay que decir, además, y casi como una anécdota, que Pedro Sánchez era el candidato predilecto de conocidos “socialistas” como Esperanza Aguirre o Marhuenda.

El propio Pedro Sánchez dijo que el PSOE era la izquierda responsable de España y que algunas propuestas de Podemos eran populistas y nos llevarían a una gran depresión (imagino que debe pensar lo mismo de IU). En definitiva: o vuelve el PSOE o el país se hunde (más). Es el típico discurso que quiere meter miedo a la población para que le voten mientras sigue legislando en favor del poder económico. Lo que buscan es deshacer ciertas reformas que ha hecho el PP pero manteniendo la misma política económica. Ir más allá es peligroso, dicen. De este modo los empresarios siguen beneficiándose y los trabajadores parece que mejoran pero siguen estando sometidos a los primeros. Más que la izquierda responsable, el PSOE es la falsa izquierda (socialdemocracia) que necesita el régimen para simular una pluralidad inexistente, confundir a la clase trabajadora y dividir a la izquierda, evitando así que la izquierda transformadora se haga con el poder.

Los medios se apresuraban a hablar de democracia dentro del partido, de renovación y de la nueva izquierda. Debemos tener en cuenta que la gran mayoría de medios de comunicación los controlan, en última instancia, los empresarios que dicen estar satisfechos con Pedro Sánchez. Recordemos, como ya dije, que el bombo mediático que se dio a unos y otros candidatos fue muy distinto. Es lógico, los dueños de los medios no son imparciales. La misma campaña electoral de Pérez Tapias, al que mostraban como Astérix resistiendo al aparato del PSOE, lo dice todo. Al final ganó el aparato. Y yo me pregunto: Si hubiese habido un candidato molesto para la CEOE y el PP con oportunidades reales para hacerse con la secretaría general, ¿hubiesen sido abiertas estas elecciones? ¿No serán estas un paripé para que la población crea que el PSOE se está regenerando y evitar así que partidos como IU o Podemos sigan creciendo?

No obstante, como pidió Sánchez, los 13 diputados del PSOE español han votado en contra de la elección de Juncker para presidir la Comisión Europea, a pesar de haber pactado lo contrario en principio. A pesar de este hecho, Juncker ha sido escogido de todos modos con los votos del PP y PSOE europeos y los liberales. La petición de Sánchez se trata, a mi juicio, de otra decisión que busca simular un distanciamiento entre PSOE y PP pero que puede no ser real ya que, de hecho, no ha cambiado nada. ¿Habrían actuado del mismo modo si esos 13 diputados hubiesen hecho que Juncker no fuese escogido? Tengo mis dudas.

Veremos hasta dónde llega esta regeneración democrática. Para mí, no es otra cosa que el contraataque del bipartidismo tras el duro golpe recibido en las elecciones europeas. Con este nuevo Secretario General, al PSOE le siguen sobrando la “S” de socialista y la “O” de obrero en sus siglas. O lo que es lo mismo: nada nuevo bajo el PSOE.


Toni Velasco (@avelasgar)

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