lunes, 7 de julio de 2014

OTRO NEOLIBERAL APESTANDO A THATCHER




Daniel Lacalle es un Broker medio Navarro, medio Inglés. Últimamente ha salido en la televisión dando cuenta de la ideología Neoliberal en su faceta más depredadora. Y como en la naturaleza, el depredador más temido es aquél que no se ve, aquél que penetra en el interior de un cuerpo y empieza a parasitar los órganos que hacen las funciones vitales para su correcto funcionamiento. Y así, entre chascarrillos sobre la graciosa (graciosísima) ignorancia de la gente a pie de calle va soltando un discurso que penetra en la mente. Y puesto que aquellos que lo escuchamos no nos vemos reflejados en esas caricaturas, corremos el riesgo de sentirnos identificados con su discurso.

Lo que aquí el amigo está exponiendo es cómo la deuda soberana ha aumentado brutalmente en la última década a la vez que desprestigia las gestiones de los que gobernaban el Estado. Y de ahí deduce que las políticas adecuadas son las de desregulación estatal. Las típicas; fuera impuestos, fuera trabas a la inversión, fuera gasto público, etc. Es gracioso como compara sus bonitas propuestas con unas antitéticas que teóricamente son las que oye cuando va por la calle. Simpático sin duda. 

Ahora bien, no hace tanta gracia que hable de la "memoria" histórica, recordándonos cómo nuestros políticos despilfarraron todo el dinero recaudado durante la burbuja inmobiliaria, endeudándonos hasta la médula. ¿Endeudándonos? Cuidado con esto. La deuda soberana es un elemento de inestabilidad brutal que no pasa por mecanismos verdaderamente democráticos a la vez que sus implicaciones afectan directamente a las condiciones materiales de los ciudadanos. La deuda soberana es la capacidad del Estado de endeudarse, pero esto tiene truco. Si los Estados no pueden devolver el dinero y se prioriza el pago de la deuda antes que los servicios públicos, estaremos dejando en manos de los acreedores la democratización de la calidad de vida, la justicia social y el cuidado del planeta. Y esto no mola una mierda.

Cierro paréntesis y sigo; decía que Lacalle hablaba de la facilidad de "olvidar" ésta mala y "democrática" gestión de nuestros políticos. Pero... ¿Qué pasa con el FMI el Banco Mundial y todas esas instituciones antidemocráticas que están pululando como virus por nuestros estados? Ahora, casualmente, olvidamos cómo en 1982 James Baker (secretario del Tesoro durante la legislatura de Reagan) utilizó esas instituciones para salvar a los bancos estadounidenses ante la posible quiebra de México. Me explico, en un tono así más de "la calle": ¿me estás diciendo que tenemos que asumir la ausencia total de libertad política, servicios, derechos y seguridad estatal por respeto a la memoria de una mala gestión que dos partidos incumplidores sistemáticos de sus programas electorales, y financiados por grandes grupos económicos nos han impuesto, mientras tu te olvidas de cómo el FMI dictaba la receta política a México para que le salvase el culo a tus amigos inversores que tenían miedo de perder sus "ahorrillos" en México, a costa del empobrecimiento de ese país, con todas sus consecuencias?

Sí, eso es lo que nos está diciendo.





La contradicción es obvia y denota la enorme opacidad entre las relaciones Gubernamentales y las entidades financieras, usando patrañas intermediarias disfrazadas de instituciones estatales.

¿Qué tiene de ético salvar tus malas inversiones, como inversor, en otros países usando a los políticos e instituciones no democráticas? Nada. Así que las deudas no siempre se pagan. ¿Dónde está la deuda contraída por Alemania después de la Segunda Guerra Mundial? Condonada. Y hay muchos ejemplos a nivel Macro. Pero es que a nivel micro, invertir tiene un riesgo incomparable, debido justamente a la ausencia de relaciones y contactos con castas, élites y mafias.

En fin. Está claro que Lacalle es un lacayo de sus clientes, tan sólo es eso. Un tipo que se pasea por los platós defendiendo la ideología de aquellos que le pagan. Nada más. Pero un tipo que sabe usar el lenguaje como una prestidigitador, haciendo que relacionemos la Magia como la causa del efecto. Y por eso voy a insistir en lo que creo que es la clave de este momento histórico. Hagamos nuestro el lenguaje. Hagamos nuestros los conceptos clave. Inventemos palabras. Creemos conceptos. Luchemos por el diálogo ciudadano contra la palabrería de esta escoria neoliberal. 



                     VÍDEO  Lacalle con sus amigüis de intereconomía en el Cascabel


Ivonis F.López

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